Trabajadores de Masisa entregaron este lunes un documento de reclamo en la Inspectoría del Trabajo en Puerto Ordaz, tras el despido de 30 trabajadores sin justificación. A la protesta acudieron también trabajadores de Sural, del Complejo Siderúrgico de Guayana (Comsigua) y de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor).
Jean Mendoza, trabajador de Masisa, denunció que los 30 trabajadores de la transnacional fueron despedidos sin justificación y sin antes recibir una carta formal de despido. “Exigimos que las instituciones cumplan con su trabajo”, expresó y solicitó el reenganche de los empleados.
De los 700 trabajadores que tiene la compañía, cerca del 60% se mantienen fuera de la empresa que opera al 15% de su capacidad, de acuerdo a Mendoza. Los empleados de Masisa cobran mensualmente entre 1 y 3 millones de bolívares, menos de 10 dólares mensuales, detalló. “Estamos muy desmoralizados”, comentó.
Los pocos ingresos han llevado a que algunos empleados se dediquen a la venta informal de alimentos para subsistir. Mendoza exigió a la empresa que cumpla con un salario que dignifique la vida de los trabajadores, como está contemplado en el artículo 91 de la Constitución.
Correo del Caroní intentó contactar a autoridades de Masisa, pero no hubo respuestas por parte de la compañía.
Menos de un dólar
Correo del Caroní intentó contactar a autoridades de Masisa, pero no hubo respuestas por parte de la compañía |
También en la Inspectoría del Trabajo, empleados de Sural denunciaron tener salarios más bajos, situación que los ha llevado a vender verduras, hacer trabajos de albañilería y, en el peor de los casos, vender los electrodomésticos de su casa. El personal de la empresa fabricante de alambre, barras de aluminio y conductores eléctricos recibe salarios de 352 mil bolívares al mes, denunciaron, menos de un dólar.
“Ese salario nos está matando”, denunció Roger Carvajal, trabajador de la empresa. Estimó que cerca de cinco trabajadores de la empresa han fallecido al no tener recursos para comprar medicamentos y acceder a un servicio de salud de calidad.
Sural está paralizada desde hace tres años y medio, tras la caída de la producción de la estatal CVG Venalum que cuenta con solo 32 de sus 905 celdas operativas. Sin embargo, la grave situación de Sural data de hace varios años.
Desde 2017, cerca de 300 trabajadores quedaron fuera de la planta con ingresos devaluados. “Eso se llama jugar con el hambre de los trabajadores”, denunció el trabajador con 24 años de servicio. Con este salario no pueden acceder ni siquiera a rubros como arroz, harina precocida o azúcar.
Carvajal solicitó al presidente de Sural, Alfredo Riviere, que se hagan las diligencias ante la estatal CVG Venalum para garantizar el suministro de materia prima y reactivar la planta.