La Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI) Nº 62 Guayana suspendió —sin previo aviso y sin dar explicaciones al respecto— el suministro de combustible para los días viernes, sábado y domingo de esta semana de flexibilización de la cuarentena. Desde el 17 de agosto al 6 de septiembre (21 días) solo se había atendido a sectores priorizados.
La decisión sorprende a choferes con vehículos de placas 1 y 2, quienes desde el martes hacían la cola para ser abastecidos el viernes. Alberto Guevara, de 66 años, era uno de los cientos de choferes que amanecieron en la estación de servicio Cachamay, en Castillito, Puerto Ordaz, con la esperanza de llenar el tanque después de un mes sin gasolina. Llegó a las 4:00 am, pero los trabajadores de la estación le informaron que sería el día miércoles que recibirían para despachar. Aunque trata de ahorrar lo más que puede el combustible, no hay manera de que le alcance.
“Me siento muy mal”, mencionó Guevara. Tiene un negocio automotriz y por la escasez de combustible pasó dos semanas sin atenderlo. No conseguía efectivo y ni siquiera en transporte público pudo trasladarse a trabajar.
Señaló que lo ideal sería que no hubiese límites en la venta de gasolina, al menos la dolariza, tal como prometió Nicolás Maduro cuando anunció el nuevo precio del combustible. “¿Qué haces tú con 20 litros? de San Félix para acá (Puerto Ordaz) haces cuatro viajes y ya, se acabó la gasolina”, comentó.
Además de la pandemia, Guevara y los demás choferes quedan expuestos a la delincuencia y a los maltratos de funcionarios de seguridad del Estado. “Nos corren de aquí, a lo malo, a lo macho (…) no quieren gente en la cola, pero la necesidad tiene cara de perro”, expresó.
Un martirio
El comunicado fue publicado a las 9:00 pm del martes, cuando guayaneses ya cumplían más de 12 horas en colas para este viernes |
En otras estaciones de servicio como la Caura, en Alta Vista, ni siquiera entregan números. Las personas de placas 9 y 0 llegaron el lunes a las 7:00 de la mañana para esperando abastecerse el miércoles 10 de septiembre. Estos, aunque no perdieron días en vano, padecen de igual manera las consecuencias de la destrucción de las refinerías.
“Pasamos calor, zancudos, hambre, ¿ayer qué comimos? un solo pan. La comida está tan cara que no podemos comprar ni siquiera jamón y queso”, dijo una trabajadora de una empresa básica que prefirió mantener su nombre bajo anonimato.
Tenía dos meses sin abastecerse de combustible por las colas kilométricas debido a la insuficiente producción de crudo en el país. Relató que el nulo suministró le limitó las salidas y no ha podido ir a Upata, donde vive su madre enferma de Alzheimer.
“No es posible que estemos viviendo está calamidad”, dijo sobre todo resaltando las reservas de petróleo que tiene el país y la producción que antes sostenía. “¿Qué tenemos sanciones? bueno, el culpable es el gobierno. Si en tu casa falta comida y tú eres el papá de la casa, tus hijos no le van a reclamar al vecino, te van a decir a ti”, comentó.
Denunció que han intentado quitarlos de las colas por combustible, sin ninguna explicación y con actitudes hostiles por parte de los funcionarios del Estado. “Los venezolanos merecemos vivir bien, bajo cierto nivel de normalidad y esto no es normal”, comentó.
Los choferes reclamaron por las semanas anteriores en las que suspendieron el suministro sin ninguna razón, incluso en semana de flexibilización. “No dieron una explicación de por qué no se iba a surtir. En los estados vecinos surtieron ¿por qué aquí no?”, preguntó otro de los ciudadanos.
La noche de este martes ciudadanos reportaron protestas por la decisión en la avenida Manuel Piar de San Félix.
A cinco dólares
En Venezuela el estado de las refinerías es grave. La intermitencia y la poca productividad es consecuencia de años de desinversión y falta de mantenimiento por parte del Gobierno nacional.
Las medidas de la ZODI, por su parte, solo fomentan mercados negros que nacen ante la escasez de combustible por medios regulares. En Bolívar el litro de gasolina puede rondar entre los tres y los cinco dólares el litro. Esto, debido —en parte— a los intereses mineros que hay de por medio.
El diputado Rachid Yasbek denunció en el mes de agosto el desvío de combustible al sur de Bolívar, donde la gasolina se cotiza en oro. “Las gandolas que van hacia el sur del estado ni siquiera van hacia las estaciones de servicio, sino a las alianzas mineras. Una gandola antes costaba un kilo de oro, unos 39 mil litros, hoy puede costar hasta dos kilos de oro. Estas alianzas venden la gasolina en las poblaciones del sur entre 2 y 3 dólares por litro”, señalaba.corren de aquí, a lo malo, a lo macho (…) no quieren gente en la cola, pero la necesidad tiene cara de perro”.