Luego de recibir una medida cautelar de solicitud de despido expedida por la Inspectoría del Trabajo, siete trabajadores de Sidor recibieron la visita de Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en sus casas para hacerles entrega de una “notificación” en la que se les prohíbe protestar, participar o pertenecer en actividades sindicales o hablar con los medios de comunicación al respecto de su situación en la empresa.
El viernes 17 de junio trabajadores de la Siderúrgica del Orinoco iniciaron una huelga de brazos caídos para manifestar por un incumplimiento de un aumento salarial de 186% prometido por el presidente de la empresa, Néstor Astudillo. En respuesta al paro, la administración hizo de acto de presencia en la planta con miembros de la Guardia Nacional y dos fiscales de la Inspectoría del Trabajo, quienes se encargaron de entregar siete medidas cautelares de despido a los trabajadores considerados los “líderes” de la protesta, cuatro de la Acería de Palanquillas y tres del área de Pellas.
Pese a que, después de una semana de paralización, el pasado viernes 24 se llegó a un convenio entre trabajadores y directivos en el que se acordó dejar sin efecto las medidas cautelares y cumplir con el incremento salarial; durante el pasado fin de semana, los afectados denunciaron haber recibido la visita del Dgcim en sus casas para entregarles una boleta de notificación expedida por el Tribunal Primero de Primera Instancia de Juicio del Trabajo de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar. En sus palabras, el fin es amedrentarlos para que no continúen declarando la situación a la prensa.
“Eran las 10:00 am cuando la guardia llegó a mi casa. Vinieron a darme la notificación con intimidación. Una notificación no debería venir acompañada de la Guardia Nacional o el Dgcim. No entiendo para qué tanto personal para alguien como yo, pero así fue con todos los compañeros”, expresó uno de los trabajadores.
“Se ordena a las partes agraviantes, así como a cualquier otro ciudadano dentro o fuera de las instalaciones de Sidor se abstenga de toda acción de fuerza y amenazas o de cualquier medio tendiente a la perturbación, suspensión, obstaculización, interrupción o cese de las actividades administrativas y operativas de la empresa o la promoción de tales actividades”.
Esto reza el comunicado que sigue la misma línea discursiva de la notificación de despido, en la cual se acusa a los obreros de poner en peligro el proceso productivo de la estatal y generar pérdidas millonarias a la planta debido a la paralización parcial de las actividades laborales.
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“De igual manera se ordena a los presuntos agraviantes se abstengan de promover situaciones de conflictos; violencia física y verbal, colocar afiches, pancartas, grafitos o cualquier tipo de instrumentos de difusión por cualquier medio de comunicación y/o redes comunicacionales y sociales que puedan incitar al odio, la intolerancia, la violencia o el terrorismo laboral”, expresa uno de los últimos párrafos del documento.
Esto se debe a que, tras la notificación de despido y debido a las constantes actitudes intimidatorias por parte de la directiva, los obreros decidieron acudir a los medios de comunicación para denunciar una irregularidad en el proceso de solicitud de despido; asimismo un despido injustificado por parte de la administración. Dicha actuación, según sus interpretaciones, disgustó a la directiva.
“Prácticamente estamos encerrados. No podemos opinar nada. La presión se debe a que vieron unidad entre los trabajadores que estamos dentro de planta. Tienen miedo de que salgamos a la calle. Si todas las empresas básicas salen a la calle, se va a destapar una gran olla de corrupción interna”, expresó uno de los afectados.
Según información sustraída de @sidorinforma, cuenta oficial de la compañía, se han reactivado 20 plantas de procesos productivos, lo que se traduce en un incremento de las ganancias.
Al respecto, trabajadores aducen no entender cómo si la empresa está produciendo no hay dinero para cancelar salarios ni reactivar a los trabajadores que figuran como no requeridos, quienes se mantienen protestando en el portón III.
“Una bobina realizada en laminación sale en 20 mil dólares. Ahí se hacen más de 100 bobinas por turno: la ganancia es descomunal, pero a nosotros no se nos aumenta el sueldo. Los trabajadores desactivados no perciben los beneficios que a nosotros nos dan como la proteína y la sardina. Es desagradable hablar de eso porque nos están llamando muertos de hambre. No nos dan nuestro salario, pero nos dan un cartón de huevos. ¿Qué puedo opinar de eso? Nos están llamando muertos de hambre. Esa empresa está produciendo dinero”, criticó uno de los afectados.