domingo, 6 octubre 2024
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Sidor produjo menos de 1% de su capacidad instalada en todo el 2020

La producción de acero de la Siderúrgica del Orinoco durante el año pasado es el equivalente a un día y medio de 2007, cuando alcanzó la cúspide con un récord productivo en manos de la ítalo-argentina Techint.  

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Luego de un 2019 sin un gramo de producción de acero, el 2020 fue para la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor) otro periodo en el foso. Al cierre del año, el registro de producción rozó las 17 mil toneladas de acero líquido, un monto que no llega ni al 1% de la capacidad instalada de la importante estatal en el sur del país.

El decaimiento de la industria, la otrora siderúrgica más importante de América Latina y el Caribe, se puede traducir de otra forma: el acero que produjo en todo 2020 se lograba en un día y medio de 2007, cuando alcanzó la cúspide con un récord productivo en manos de la ítalo-argentina Techint. Después de ese año, el expresidente Hugo Chávez decidió en 2008 su reestatización y el retroceso fue indetenible.

Desde el portón 3 de la estatal, el antiguo espacio de discusión laboral, solían verse las chimeneas de las acerías u otras áreas operativas, una señal de actividad en la mini ciudad industrial. Al igual que en 2019, en 2020 y en el inicio de 2021, la debilitada siderúrgica solo muestra actividad en uno de sus procesos primarios: el de producción de pellas.

La industria es un esqueleto, coinciden trabajadores, en el que la presencia laboral se ha reducido a su mínima expresión, por la pandemia de la COVID-19 y por la crisis de transporte. Este fin de semana, sin embargo, ha sido noticia por el despacho de seis cisternas con 136 mil litros de oxígeno que llegarán a Manaos, en el estado brasileño de Amazonas, para atender a pacientes con COVID-19. “Estamos demostrando con esto que Sidor es más que acero”, dice un grupo de sidoristas en un video divulgado en redes sociales.

Puertas adentro, los trabajadores que van a la empresa asisten en su mayoría a labores de resguardo de equipos y áreas, tras desmantelamientos en todas las empresas básicas. En caso de asistir en masas, no contarían con equipos de protección para laborar. “Estamos trabajando mantenimientos a la rotura, prácticamente apagando fuegos, eso no permite hacer una buena programación de los trabajos o prevenir daños mayores”, dijo un trabajador, que prefirió mantener su nombre en reserva por temor a represalias.

La imagen se percibe en los registros de producción mes a mes de 2020. Durante los 12 meses pasados, solo hubo obtención de acero líquido en cuatro meses. Las acerías estuvieron detenidas por completo en el primer semestre del año, septiembre y octubre. El mes con mayor producción fue diciembre con escasas 10 mil 901 toneladas de acero, apenas 2,5% de la capacidad instalada mensual de la industria.

La producción acumulada del año dista con creces del plan anual que rondaba las 176 mil toneladas de acero, otro reconocimiento de la incapacidad operativa de la estatal.

“Cuando entré a Sidor era un monstruo de empresa, era una de las empresas más importantes de América Latina y el Caribe. Actualmente es deprimente porque no se respeta la política de producción, calidad y seguridad laboral”, expresó otro técnico, que pidió mantener su nombre en reserva. El trabajador, con 15 años de antigüedad, prestó sus servicios durante seis meses de la pandemia a una empresa procesadora de oro en el sur de Bolívar. Fue la opción a la que recurrió, como decenas de empleados de las empresas básicas, en vista de la paralización de la acería y los ínfimos salarios, que no permiten cubrir la canasta básica.

“Quienes asisten lo hacen por necesidad, para recibir algún beneficio (…) A los trabajadores nos pusieron a pelear entre nosotros mismos y ahora nos sorprendemos del estado en que están las industrias. Lograron destruir a la empresa en la infraestructura y la moral de los trabajadores. El trabajador solo piensa ahora en cómo sobrevivir y son pocos los que piensan en cómo recuperar la industria”, manifestó.

 

Mientras salgan pellas

La producción de pellas en 2020 fue de 1 millón 75 mil toneladas, un alza de 56% respecto a 2019 pero apenas 13% de la capacidad instalada de la planta de 8 millones de toneladas. Opera la línea B y es de esta de donde salen las nubes de polvo que se ven desde el portón 3 y otras zonas del oeste de Ciudad Guayana.

El polvo sale en nubes por la deficiencia de los captadores de partículas en suspensión y el irregular sellado del horno, contaminando el ambiente y afectando la salud de los trabajadores. “Mientras sigan saliendo pellas lo demás no importa y eso implica equipos y condiciones de trabajo, salud y ambiente riesgosas (…) Bajo estas condiciones subestandar donde tenemos que estar haciendo inventos y reingeniería, el que rinda en estas condiciones rinde en cualquier otra empresa”, dijo un técnico, que tuvo que coser sus botas de trabajo recientemente a falta de dotación.

Un balance operativo de 2020 destaca que las áreas con mayor operatividad en el año fueron la Planta de Pellas y la Acería de Palanquillas. Detalla, a su vez, que los problemas más frecuentes en las plantas fueron la falta de repuestos; servicios como aire comprimido, nitrógeno y equipos móviles; y personal por indisponibilidad de transporte. En toda la línea fabricante de subproductos de acero la paralización fue total por falta de material proveniente de las acerías. Esto se traduce en nula producción de cabillas para el sector construcción y hojalata para envases de alimentos, por ejemplo.

Los empleados coinciden en que -pese a las críticas condiciones de trabajo- no hay reclamos, por el temor de que sus fichas para ingresar a la planta sean desactivadas, lo que los aleja de ciertos beneficios por inasistencia. Trabajadores que han salido de vacaciones han pasado meses con la ficha desactivada, salvo que ocupen un puesto prioritario.

Cadena “a punto de colapso”

El deterioro de la industria siderúrgica es un reflejo de la realidad de la cadena ferrosiderúrgica. Víctor Vásquez, asesor de la junta directiva ad-hoc de la Corporación Venezolana de Guayana, expresó en un foro en diciembre de 2020 que la cadena ferrosiderúrgica venezolana está inoperativa “y a punto de su colapso total”. “Nuestra cadena se encuentra en quiebra técnica y no es capaz de cumplir con sus gastos corrientes, mucho menos de financiar su reconstrucción”.

En un diagnóstico por áreas, aseguran que la línea B de Planta de Pellas de Sidor produce por debajo del 30% de su capacidad, las plantas de Midrex y HyL han sido vandalizadas, mientras que las acerías y la mayor parte de la cadena de trenes de laminación en frío y caliente están inoperativas y vandalizadas.

Sin embargo, Vásquez resaltó que Venezuela tiene las condiciones para volver a ser el productor de acero de más bajo costo en el mundo, considerando las ventajas competitivas de Guayana y la capacidad instalada de producción de acero líquido en el país de 6,2 millones de toneladas por año, de las cuales la mayor parte se concentra en Sidor.

“Nuestra ruta de producción de acero es la más verde del mundo (bajas emisiones relativas de CO2 vs ruta de altos hornos más el uso de hidroelectricidad) y además estamos preparados para migrar a producir con hidrógeno de energías renovables”, dijo, al destacar además la capacidad de recuperación “de manera rentable”, la permanencia aún en el país de capital humano capacitado y de mercados naturales en el continente americano.

Para lograrlo, proponen convertir la cadena ferrosiderúrgica en un clúster con al menos dos empresas integradas desde la extracción de mineral a productos “con una capacidad futura de al menos 12 millones de toneladas al año de productos laminados”. El plan implica una serie de tareas que parten de la reestructuración y recuperación de la cadena para, en cinco años, lograr niveles de utilización cercanos al 90% de su capacidad.

El plan contempla alcanzar en el quinto año: 4,8 millones de toneladas de acero líquido; 13,3 millones de toneladas de pellas; 23 millones de toneladas de mineral de hierro y 2,6 millones de toneladas de productos planos de acero. Empero, 2021 avanza sin plan productivo a la vista.