Para los docentes en el estado Bolívar, el Día del Maestro más que motivo de celebración, es un día en el que refuerzan su compromiso con la vocación a pesar de todas las dificultades por las que deben pasar en su día a día.
Dar tareas dirigidas, vender helados, hacer rotafolios y transporte escolar son algunas de las actividades que los educadores realizan en paralelo con su labor para poder subsistir económicamente.
A pesar de que en septiembre del año 2024 los maestros a nivel nacional exigieron iniciar el año escolar con mejores sueldos y un aumento del 600%, la realidad es que el salario mínimo en el país continúa fijado en apenas 130 bolívares, mientras que las bonificaciones que le entregan al educador alcanzan los 130 dólares para un sueldo total que no alcanza a costear si quiera la canasta básica alimentaria.
Según la Federación Venezolana de Maestros, el 74% de los docentes en el país han abandonado las aulas, debido a los bajos salarios.
“Yo soy docente jubilada, pero sigo asistiendo a la escuela porque amo lo que hago. Me moriré siendo maestra. Todas las maestras están sobreviviendo a esta lucha, es injusto el sueldo que estamos recibiendo. El maestro es quien prepara la tierra y la siembra para el futuro de nuestro país, este gobierno eso no lo valora. Esos sueldos son pírricos y a veces se gasta nada más en transporte. ¿Qué alegría puede tener un maestro el 15 de enero? Ven con tristeza que su trabajo no es valorado. El 90% de los maestros lo hacen de corazón. Uno ve hacia adelante, ve a los chamos y dice: nada, sigo. Tenemos la esperanza de que algún día las cosas mejoren”, expresó Alejandra González*, educadora en un plantel de Puerto Ordaz.
Maestra, transporte escolar y vendedora de helados: la realidad del docente venezolano
Para los docentes, sobrevivir no es opcional. Necesitan alimentar a sus hijos, comprar ropa y llenar sus neveras, es por ello que la mayoría tiene varios trabajos. Una educadora residenciada en San Félix y empleada en una escuela pública refirió que las condiciones del espacio de trabajo son malas, dada la falta de mantenimiento. Asimismo expresó que ella y sus compañeras trabajan dobles jornadas para poder tener mayor ingreso.
“La misma situación hace que no sea motivo de celebración por el pago. La motivación ha sido poca en cuanto a la parte monetaria. Siempre hay inconformidad, pero las que quedamos estamos dando el todo por el todo. Las maestras trabajamos doble jornada en la institución. Tenemos dos trabajos, hacemos otras actividades”, puntualizó la docente que prefirió reservar su identidad.
Para Rosa*, educadora de Puerto Ordaz, su capacidad de hacer varias actividades a la vez le ha permitido sobrevivir. Decidió dejar de trabajar jornadas dobles por un problema de salud de su hijo, pero a la par empezó a vender helados y hacer transporte escolar. Además da tareas dirigidas en las tardes.
A pesar de que esto le permite generar ingresos, despierta cada día a las 4:00 de la mañana para dormirse incluso a la 1:00 de la madrugada preparando todas sus actividades.
“Yo trabajo formalmente en la mañana, pero en la tarde trabajo informalmente en mi casa. Haciendo asesorías educacionales porque debo buscar alternativa económica. Hago transporte escolar, vendo helados, hago rotafolios y trabajos. La economía siempre nos agobia. Uno como maestro quisiera tener mejor calidad de vida, pero para poderla tener hay que hacer esfuerzos infrahumanos. Yo puedo descansar solo los fines de semana y esos días me toca el trabajo de la casa. Hay que hacer mucho esfuerzo para llevar una vida económica plena”, declaró Rosa.
Sin generación de relevo: quienes egresan, emigran
Durante los últimos años, organizaciones gremiales revelaron que las escuelas venezolanas tienen un déficit profesoral de aproximadamente 200 mil educadores. Para 2022, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) estimó que el país necesitaba 256 mil docentes.
Recientemente, el ministro de Educación, Héctor Rodríguez, invitó a los educadores jubilados a reincorporarse a las aulas para poder garantizar el cumplimiento de las mallas curriculares, debido al déficit en profesores.
Asimismo, educadores afirman que la crisis es más profunda en el nivel de bachillerato, ya que son muy pocos los docentes especializados en áreas científicas como matemáticas, física, biología y química.
“Cada vez son menos los chamos que quieren dedicarse a la educación. Los pocos que quedan, tienen pensado irse. Abrirse camino fuera de aquí. En la UCAB la carrera de Educación era full y ahorita tuvieron que cerrar la carrera porque no hay jóvenes que quieran estudiarlo. Y no tanto que no quieran estudiarlo, sino que sopesan: oye, ¿me voy a poner a estudiar una carrera que a la larga no me va a remunerar para yo mantener a mi familia? Eso los hace emigrar de su potencial y buscar dónde desempeñarse de igual manera, pero con más sueldo. Los muchachos se están yendo y los que van quedando, y te lo digo con base porque muchos de ellos hacen pasantías, ya están pensando en irse teniendo uno o dos años de graduado. Entonces uno dice: ¿qué va a quedar aquí?”, manifestó una de las educadoras entrevistadas.