Los listados de proyecciones del producto interno bruto (PIB) en América Latina han situado a Venezuela en los últimos años en el foso de la improductividad. 2020 no es la excepción. El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó este miércoles las perspectivas para América Latina y el Caribe y estimó que la nación petrolera, sumida en una larga e intensa hiperinflación, decrecerá 10% al cierre del año en curso.
“Venezuela continúa sumida en una profunda crisis económica y humanitaria. Desde el 2013, el PIB real se ha contraído un 65%, debido al descenso de la producción de petróleo, la hiperinflación, el colapso de los servicios públicos y el desplome del poder adquisitivo”, indica el organismo internacional, que señala que se espera que estas tendencias continúen en 2020, “aunque a menor ritmo”.
Cuando se refiere a un menor ritmo, el FMI alude a que la contracción de la economía será inferior a 2019, cuando -precisa- el PIB venezolano retrocedió 35%, un comportamiento que se refleja en la caída de la producción industrial, manufacturera, construcción, comercio, servicios, entre otros ramos.
El retroceso se suma a la inflación que la legítima Asamblea Nacional estimó en 7.374,4% en 2019, un resultado que aunque menor al del año previo sigue colocando a Venezuela en la espiral de la hiperinflación.
“La grave crisis humanitaria ha provocado una de las mayores crisis migratorias de la historia, y se prevé que para 2020 la migración a los países vecinos rebase los 6 millones de personas, es decir, un 20% de la población”, agrega el FMI al balance.
El organismo resaltó que la economía de América Latina y el Caribe se estancó en 2019, “siguiendo con el lento ritmo de crecimiento de los últimos cinco años”, en los que la disminución promedio del PIB real per cápita ha sido 0,6% por año.
“La falta de ímpetu obedece a factores estructurales y cíclicos. En lo estructural, el crecimiento potencial sigue restringido por la escasez de inversión, el lento aumento de la productividad, un clima poco propicio para los negocios y la baja calidad de la infraestructura y la educación. En lo cíclico, el crecimiento se ha visto limitado por el bajo nivel del crecimiento mundial y de los precios de las materias primas, la fuerte incertidumbre en torno a las políticas económicas, el rebalanceo económico en algunas economías, y la tensión social en otras”.
Aún con este contexto, el FMI reiteró que se proyecta un crecimiento de la región de 1,6% en 2020 “impulsado por una reactivación gradual del crecimiento mundial y de los precios de las materias primas, un continuo apoyo de la política monetaria, una menor incertidumbre en torno a las políticas económicas y una recuperación paulatina de las economías estresadas”.
Pero en la región, pese a las tensiones sociales, reformas y políticas económicas, no hay caso como el venezolano. Solo Argentina coincide en retroceso económico con una disminución del PIB de 1,3%. En cambio, vecinos como Colombia y Brasil apuntan a un crecimiento de 2,2 y 3,5%, respectivamente.
Colombia sería el país con mayor expansión en 2020, de acuerdo con las proyecciones, que atribuyen el crecimiento “al continuo apoyo monetario, la migración proveniente de Venezuela, las remesas, las obras civiles y el aumento de la inversión a raíz de modificaciones recientes de la política tributaria”.
En el Caribe, el FMI explica que en Guyana se espera que el descubrimiento de importantes yacimientos de petróleo y el arranque de su producción en 2020 den un impulso económico.
El organismo destaca que las tensiones sociales en la región son reflejo de la insatisfacción con los sistemas económicos y políticos, por lo que sugiere “reactivar el crecimiento y hacerlo más inclusivo, manteniendo la estabilidad macroeconómica”. “Abordar la corrupción y mejorar la gestión de gobierno ayudará a la representatividad de los sistemas políticos, pero es posible que se necesiten reformas más profundas”, agregan.