La pobreza y las oportunidades de empleo se agravan, mientras la informalidad toma cada vez más terreno ante las limitantes que imponen la caída de la economía, la pandemia y la crisis de combustible. Esto es parte de lo que mostró la presentación de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) durante 2021, presentada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) este miércoles.
La encuesta reveló que los niveles de pobreza en el país alcanzaron un 94% desde su incremento en 2013, mientras la pobreza extrema subió a de 67,6 a 76,6% en los últimos dos años. “Llegamos al techo de la pobreza total”, dijo Luis Pedro España, sociólogo, investigador y coordinador de la encuesta.
Según lo establecido por el Banco Mundial, una persona está en pobreza extrema cuando vive con menos de $1,9 al día. España detalló que, según ese parámetro, un 24% de los venezolanos padecen esta condición, muy por encima de los 3,7% de América Latina.
Se reducen las oportunidades de empleo

El investigador culpó a la crisis de combustible y a la pandemia de la contracción de la economía y la pérdida de oportunidades de trabajo durante estos dos años. “Las medidas de confinamiento entre el tercer y cuarto trimestre del 2020 impuestas por el Gobierno nacional incrementaron la recesión”.
Entre 2014 y 2017 Encovi registró que los hogares incrementaron el nivel de actividad económica de sus miembros con la finalidad de mantener sus ingresos, pero durante los últimos años ha ido mermando el número de personas empleadas hasta que, en 2021, se llegó al punto más bajo con un 50% de la población. “Deja de valer la pena trabajar (…) es más costoso ir a trabajar que la remuneración que vas a recibir por lo que estás trabajando”, dijo España.
El investigador detalló que del 50% de la población que está inactiva, la mitad quisiera trabajar, pero se ven limitadas por la falta de oferta de empleo. “Si 8 millones de venezolanos tuvieran la oportunidad de trabajar, lo harían, lo que pasa es que no tienen oportunidades, porque no hay empleo o porque están trabajando muy poquito”, afirmó.
Este índice es uno de los que, junto a la pobreza, ha impulsado la migración de venezolanos. La encuesta detalla que 30% de los migrantes no tenía empleo cuando decidió irse del país.

Además, el informe refleja que en Venezuela se restaron 4.6 horas a las jornadas de trabajo. Desde la llegada de la COVID-19, Nicolás Maduro impuso horarios restrictivos y un esquema de trabajo de 7 días de flexibilización y 7 de cuarentena, lo que ha generado el cierre de empresas y la caída del número de puestos de empleo.
La empresa privada pasó de generar el 26% de los empleos en 2014, a ofrecer apenas una quinta parte de la generación de empleo en el 2021. Por su parte, el sector público que durante la época de la renta petrolera acumuló de forma política un importante porcentaje del personal activo, hoy en día por sus bajos salarios dejó de ser una opción para las personas activas económicamente: Del 36% de empleados que abarcaba el sector público, cayó a un 22% en los últimos siete años.
La informalidad, al contrario, ha tenido un alza, crecimiento que había sido advertido por gremios empresariales. Este sector pasó de abarcar 30,6% de la población a 49,4% de las personas activas, es decir, uno de cada dos venezolanos trabaja en la informalidad. “No hay trabajo en el sector privado y hay un mal pago en el sector público”, argumentó España.
Otro dato que evidencia el desplome del trabajo es que las familias pasaron de percibir 14% de ingresos no laborales como remesas, bonos y pensiones a percibir a 44,8%. Es decir, se han reducido los ingresos por trabajo y ha aumentado el ingreso por ayudas.
Se necesita más producción

España sostuvo que un 10% de la población concentra casi 40% de los ingresos del país y que Venezuela es el país más desigual de América Latina, pero advierte que el problema no radica allí, ya que el país sigue siendo pobre porque no genera ingresos.
“En este momento, nuestro problema no es de desigualdad, si usted agarra todo el ingreso nacional y lo divide entre todos los hogares venezolanos, va a dar a sus miembros $1 al día, eso los ubica a medio camino de la pobreza internacional”, señaló.
Recalcó que el problema es de producción y las bajas entradas que se tienen. “Si este país no produce va a seguir siendo pobre, este país tiene que producir, tiene que haber cambios importantes, que se genere confianza para que haya inversión”.
Las mujeres y su participación laboral

Del 50% de personas inactivas económicamente, la mayoría son mujeres, detalló España. En los datos recogidos se evidencia que desde 2017 a 2021 las mujeres pasaron de tener un 57% de inactividad a un 67%, 10 puntos por encima.
También se señala que, del total de personas inactivas, 15% de las mujeres quisieran trabajar, pero no pueden por tener que cuidar a sus hijos. “Hay una inmensa desigualdad en las funciones domésticas, de cuido, lo que hace que el costo de oportunidad de las mujeres sea mayor”, cuestionó España.
Asimismo subrayó que las mujeres ganan menos que los hombres en todos los niveles de escala salarial. “Las brechas son mayores en cuanto la escala ocupacional es superior, en el caso de los directores o gerentes la brecha salarial es 78% entre hombres y mujeres”, subrayó.
En empleados profesionales la brecha entre hombres y mujeres es de 40%, mientras en personal administrativo es de un 25%. El investigador indicó que las mujeres se ven afectadas al no poder completar las mismas horas de trabajo que los hombres, por las jornadas adicionales a las que se ven obligadas a cumplir al llegar a casa. “La distribución desigual de las tareas es lo que genera esto, aquí hay un reto (…) deben compartirse las actividades domésticas”, dijo.
Encovi pudo reflejar que la realidad, al menos registrada a nivel nacional, poco se parece a la de Bolívar. Según la encuesta solo 1% de la población no compra en estaciones de servicio. “El bachaqueo se acabó porque apareció la gasolina a precio internacional”, afirmó España. En el informe se detalla que, para surtir 30 litros, las personas deben esperar 1 hora y 30 minutos, un tiempo muchísimo menor comparado con lo que se padece en Bolívar, donde los ciudadanos deben esperar días y semanas en cola para abastecerse. |