El estudio elaborado por Fedecámaras para evaluar la marcha del sector privado evidencia que en los tres primeros trimestres de 2023 la tendencia fue negativa y se contrajo la producción y el empleo.
Nada lleva a pensar que en el cuarto trimestre hubo un cambio radical por lo que todo apunta a que el año pasado fue de repliegue y retroceso en el sector privado que, dada la quiebra del Estado, es el principal motor de la economía.
Si bien la mayoría de los economistas contempla para este año un escenario base de crecimiento, soportado en supuestos como la continuidad de la flexibilización de las sanciones o el impulso que podría venir por parte del gasto público en un año electoral, lo cierto es que la radiografía del año pasado aconseja prudencia.
Fedecámaras recopiló y ponderó, de acuerdo a su peso en el PIB, la información suministrada por 93 gremios que se desenvuelven en áreas que representan dos tercios de la actividad del sector privado: manufactura, comercio, agricultura, construcción, turismo, comunicaciones, servicios inmobiliarios y otros servicios.
El resultado es que, al contrastar la producción de bienes y servicios en el sector privado, respecto al mismo trimestre de 2022, hay una caída de 7,3% en el primer trimestre, 8,8% en el segundo y 4,8% en el tercero.
Adán Celis, presidente de Fedecámaras, destacó que la caída perdió intensidad en el tercer trimestre: “Hay una tendencia a que el desempeño económico pueda haber mejorado dentro de lo negativo, es como que el submarino ha subido unos metros pero sigue estando por debajo de la superficie”.
Al colocar la lupa en los distintos sectores destaca que en el tercer trimestre de 2023 la manufactura se contrajo 2%, comercio 12,3%, agricultura 3,3% y construcción 28%.
El peso de estas áreas dentro del PIB explica el declive al evaluar al sector privado como un todo, pero hay sectores que se mantuvieron en la superficie como turismo, que tuvo un crecimiento de 1,9%, comunicaciones 2,5% y servicios inmobiliarios 1,9%.
Ingreso y trabajo
En un entorno de menor actividad, elevada capacidad ociosa y la emigración de un número importante de venezolanos, el número de personas empleadas en el sector privado cayó 2,5% en el primer trimestre del año pasado, 3,5% en el segundo y 3,7% en el tercero.
“Tenemos confianza de que en 2024 mejorarán las condiciones que propiciaron que un mayor número de venezolanos abandonasen sus puestos de trabajo, bien sea por decisión propia o por el cierre de algunas empresas”, confió Adán Celis.
Si bien el ingreso ha crecido en los dos últimos años, los obreros, profesionales y gerentes siguen muy lejos de recuperar lo perdido durante la hiperinflación que pulverizó la moneda entre 2018-2021.
Para el personal obrero el promedio del ingreso mínimo mensual, tomando en cuenta bonos y salario, equivale a 161 dólares, pero hay diferencias importantes al observar los distintos sectores y la clasificación de los trabajadores.
El ingreso mínimo más elevado está en la manufactura donde el personal obrero obtiene el equivalente a 217 dólares, los profesionales 469 dólares y los gerentes 973 dólares.
Sigue agricultura, donde el personal obrero recibe un ingreso mínimo equivalente a 200 dólares, los profesionales de 411 dólares y los gerentes de 667 dólares.
En lo más bajo se encuentra comercio, donde el personal obrero recibe un ingreso mínimo equivalente a 115 dólares, los profesionales 221 dólares y los gerentes 439 dólares.
“Estamos seguros de que en la medida en que el sector privado vaya recuperándose, podremos seguir apoyando a nuestro personal”, dijo Adán Celis.
El freno
Al evaluar las causas que explican la contracción en el sector privado destacan las fallas en el suministro de electricidad y combustible, dos servicios que han colapsado en manos del Estado y que para una recuperación relevante necesita cuantiosas inversiones que no lucen factible en el corto plazo.
Los sectores más afectados por las fallas en el suministro de combustible son agricultura, comercio, manufactura y turismo.
El 89% de los gremios consultados por Fedecámaras afirma que ha sido impactado por las fallas de electricidad que continuamente obliga a paralizar las plantas en la industria y a detener el ofrecimiento de servicios.
“Un país pudiera desarrollarse sin petróleo, sin gas, sin muchas otras cosas pero no puede desarrollarse sin energía. Hemos propuesto que vayamos a un modelo donde el sector privado pueda participar en el tema eléctrico, buscar un modelo entre el Estado y el sector privado”, explicó Celis.
A esto se añade el poco crédito bancario para capital de trabajo. A fin de limitar la demanda de dólares el gobierno obliga a la banca a engavetar dos tercios del dinero que gestiona a fin de que no haya crédito para la compra de divisas, pero el resultado es una contracción del financiamiento en todas las áreas de la economía.
“Si queremos una economía más grande tenemos que resolver el tema del financiamiento, de lo contrario solo se puede trabajar con capital propio”, dijo Celis.
Además, los empresarios mencionan entre las causas que impactan la producción al entorno macroeconómico, presión tributaria, inseguridad jurídica, contrabando y situación política.
En este entorno, el sector privado en gran medida produce muy por debajo de sus posibilidades. El ejemplo más claro es la manufactura donde el uso de la capacidad instalada es de 36% mientras que en Colombia, Brasil, Argentina y Perú supera 60%.
Los tres elementos clave en este momento para las empresas son el triángulo conformado por costos crecientes, una competencia feroz que incluye importaciones con precios más competitivos y un consumidor con poca capacidad de compra, muy sensible al precio.
Ante el descenso en las ventas la mayoría de las empresas comenzó a aplicar una estrategia de recorte de márgenes desacelerando el alza de los precios, pero se trata de una medida que no es sostenible en el mediano plazo salvo que haya una reducción de costos importante.
Los empresarios han pedido al gobierno que los libere del pago de aranceles por la compra de materia prima y que acabe con la exoneración de aranceles a productos importados.
Mandan las divisas
Tras años de elevada inflación y depreciación los venezolanos han perdido la confianza en el bolívar y el dólar lo ha desplazado como unidad de cuenta, mecanismo de ahorro y en buena parte de las transacciones.
El estudio de Fedecámaras indica que, en promedio, el 65% de las transacciones que realizan las empresas son en divisas. Al evaluar por sectores, el sector donde hay un mayor uso de las divisas es el de servicios inmobiliario con 88%, seguido de construcción con 77% y agricultura con 74%.
El sector con menor proporción en el uso de divisas en sus transacciones es manufactura con 58% al igual que el comercio.
Las expectativas
De mantenerse la flexibilización de las sanciones de Estados Unidos, la economía venezolana recibirá un impulso extra en 2024 que la ayudará a salir del estancamiento.
El principal impacto de la flexibilización de las sanciones es que la administración de Nicolás Maduro puede vender petróleo a precios de mercado y no a través de intermediarios que aplican un severo descuento para colocarlo en Asia.
Este aumento del ingreso, en un año en que están previstas elecciones presidenciales, se traduciría en un aumento del gasto público que ayudaría a mover el consumo
Estados Unidos junto a una larga lista de países consideró fraudulentas las elecciones con las que Nicolás Maduro se reeligió en 2018 y aplicó sanciones, pero Washington dio un giro emitiendo licencias temporales.
Las licencias vencen el 18 de abril y en teoría serán renovadas si Maduro da pasos concretos para permitir unas elecciones presidenciales competitivas.
La flexibilización disparó las expectativas de los empresarios y el sector privado se prepara para un crecimiento de su actividad de 10,6% en 2024.
“Los empresarios somos optimistas por naturaleza, y estoy convencido de que este año estaremos presenciando un repunte de la actividad productiva del país, que se traducirá en beneficios tangibles para los venezolanos”, finalizó Celis.