domingo, 6 octubre 2024
Search
Close this search box.

Elecciones en Venezuela

Señal en vivo

Search
Close this search box.

Agrónomos estiman aumento de la producción agroalimentaria en 15% en 2021, pese a caída en 2020

La producción disminuyó 25% el año pasado, aun así, la cifra es considerablemente menor de lo que había proyectado la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos para cereales como el maíz y arroz, gracias a que la inversión privada evitó la caída abrupta de la producción.

@mlclisanchez 

La falta de créditos, poca asociatividad, alto costo de insumos para la producción y escasez de combustible diésel provocaron que la producción agraria -principalmente de cereales- disminuyera 25% durante 2020.

Los datos corresponden al balance de la producción alimentaria 2020 de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos (SVIAA). Aunque el saldo es negativo, la merma en la producción fue considerablemente menor de lo que había proyectado la organización, en el caso de cereales como el maíz y arroz.

“Nosotros habíamos proyectado una caída de la producción del 50% para 2020, eso no ocurrió. Podemos decir que el cierre del año no fue tan negativo”, dijo el presidente de la SVIAA, Saúl López.

Los agrónomos pronostican que para este año pueda haber un 15% de crecimiento en la producción en cereales si el Gobierno nacional garantiza combustible, y si el sector privado continúa financiando a los productores.

¿Qué sobrevivió?

En 2020 los productores nacionales lograron sembrar 114 mil hectáreas de maíz, que implicó una producción de 280 mil toneladas al cierre del año. La producción de soya aumentó 10%, y se ha sostenido durante los últimos tres años.

Además hubo un incremento mínimo de la producción de arroz: los productores lograron sembrar 45 mil hectáreas y producir 115 mil toneladas de arroz. “En arroz sí se ha incrementado la productividad. Tenemos que hacer un esfuerzo porque sí podemos ser competitivos con el arroz”, expuso López.

   
La inversión de la agroindustria privada impidió la caída abrupta de la producción agrícola, principalmente de cereales | Fotos William Urdaneta

Que la agroindustria venezolana esté financiando a los productores primarios fue uno de los factores que impidió que la caída de la producción fuese abrupta. “Lo vimos muchísimo sobre todo en Portuguesa, que por cierto fue el estado que representó el 70% de la producción de cereales en Venezuela”, resaltó.

La producción de cacao aumentó, aunque la SVIAA no ofreció cifras al respecto. López explicó que el cacao está reemplazando la producción de cítricos, mermada en un 70%  por el ataque del Dragón amarillo, plaga que derrumbó la producción de cítricos en el país y que el Gobierno nacional no contrarrestó desde que rebrotó en Venezuela a partir de 2017.

Los expertos proyectan un incremento de 15% de la producción de los cereales en el país si continúa entrando capital privado y si el Gobierno nacional garantiza el acceso al combustible diésel.

SVIAA propone que se incorpore a la producción agraria más tecnología y acompañamiento. Sostiene que incorporar tecnología que potencie el crecimiento de superficie, producción y que enfrente los embates del cambio climático, requiere en principio una inversión baja que representa entre el 2% y 3% de los costos de producción.

Sin eso los productores que han logrado sobrevivir hasta ahora al descalabro del aparato productivo del país no van a poder continuar.

Sin diésel se paraliza el agro

Los factores que más han influido en la caída de la producción agraria nacional son las restricciones financieras, el acceso desigual a insumos para la siembra y el deterioro acelerado de los servicios públicos en zonas rurales, principalmente la escasez de diésel.

Y es que sin diésel se paraliza el agro. En 2020 se perdieron 70 mil toneladas de alimentos mensuales. De acuerdo con el experto, hubo picos en los que la producción llegó a representar 40% de pérdidas por falta de combustible.

Algunos productores no pudieron cosechar, otros tuvieron que vender más económicos sus productos al tener que movilizarse a mercados más cercanos.

Los sectores más golpeados por la falta de combustible son la producción de hortalizas y de caña de azúcar. El primero sigue siendo el de mejor rendimiento y para el segundo se proyecta escasez de azúcar por falta de diésel para la molienda de la caña.

Sin créditos

En teoría, la cartera agrícola obligatoria debería reservar el 25% del producto interno bruto (PIB) para que la banca pública y privada otorguen créditos para la producción agroalimentaria.

Pero esto no es así, la banca venezolana tiene un encaje legal de 93%, no puede otorgar créditos, y quienes acceden a estos son una minoría. En 2020, solo 5% del sector agroalimentario recibió préstamos de la banca y este porcentaje se destinó exclusivamente al sector ganadero para la compra de semovientes, según explicó el experto.

    Los expertos proyectan un incremento de 15% de la producción de los cereales en el país si continúan entrando capital privado

“Eso es complejo, porque el crecimiento económico depende en un 80% de los créditos, y si no hay créditos en un área como el agro, realmente va a ser difícil que haya un empuje como quisiéramos. Sin embargo, nos sorprende gratamente que aún en estas condiciones, sin crédito haya capital que está financiando y todo privado”, dijo. El capital privado inyectado apalancará la producción alimentaria vegetal en 2021.

El acceso desigual a insumos como fertilizantes, semillas y productos agroquímicos como pesticidas y fungicidas, también influyó en la disminución de la producción el año pasado.

En el estado Bolívar, por ejemplo, para agosto de 2020 los expertos pronosticaban una cosecha de maíz floja por la entrega tardía de semillas y agroquímicos, pese a que en julio el gobernador había prometido la entrega de maíz  y fertilizantes. Con entregas tardías no se puede aprovechar el ciclo de siembra, al que se le suman las alteraciones del cambio climático.

López señaló que a escala nacional, la demanda de fertilizantes fue de 250 mil toneladas, y entre Petroquímica de Venezuela (Pequiven) y otras empresas privadas proveedoras de insumos agrarios no llegaron a cubrir el 50% de la demanda. Lo mismo sucedió con las semillas y demás agroquímicos.

Por eso, la SVIAA también hace hincapié en la importancia de ampliar la capacidad de la oferta de insumos agrícolas para contrarrestar los precios especulativos y la escasez de los productos. “Para las semillas también hubo un mercado bastante especulativo y lo que llegó a Venezuela no fue suficiente. Hay que buscar que todas las empresas puedan traer sus productos y haya muchísima más oferta”, afirmó.

Por ahora, los precios siguen siendo elevados, y muchos productores siguen trabajando a pérdida. Por ejemplo, quienes quieran seguir produciendo maíz, terminarán pagando los precios que impone la distorsión del mercado, y si producen menos de 5 mil kilogramos de maíz por hectárea, habrán trabajado a pérdida por los altos costos de todos los insumos.

¿Cómo puede sobrevivir y mejorar la producción agroalimentaria?

Desde hace 20 años, el régimen ha mantenido una política de expropiación de tierras destinadas a la siembra que luego no pone a producir y que hoy no puede sostener. Por lo que poco a poco ha permitido la inversión de capital privado en empresas productoras estatizadas. Aunque la estrategia carece de transparencia, ha permitido oxigenar al sector agrícola.

La SVIAA sostiene que la clave de supervivencia está en la incorporación de tecnología, aprovechamiento de recursos y la apertura de financiamiento por parte de la agroindustria privada.

Asimismo, los expertos señalan que es importante incorporar tecnología y acompañamiento para mitigar los efectos del cambio climático a través de la instalación de estaciones meteorológicas remotas, que permitan estimar mejor los tiempos de lluvia y sequía que ya no son predecibles, de manera que disminuya el riesgo de pérdida de cosechas.

Para el aprovechamiento de recursos urge implementar el análisis de la fertilidad de los suelos. Eso permitirá que no se utilicen los insumos para la siembra que son de alto costo, de forma indiscriminada.

También insisten en que es necesario que los productores utilicen las maquinarias de forma eficiente. “Muchos no calibran los equipos, usan la misma maquinaria para distintos tipos de suelo, no utilizan labranza vertical y eso es ineficiente. En vez de usar el combustible requerido teniendo una máquina bien calibrada y los implementos que realmente se requieren, gastan dos o tres veces más”, explicó López.

Algo positivo surgió del olvido del Estado: “Ya el Estado no existe para los productores. Ellos ya no dependen del Estado y esa es una buena noticia, a pesar de que muchos tuvieron que migrar, los que sobrevivieron son autónomos y eso es bueno”.

¿Hacia dónde debe apuntar el sector? A los agronegocios. El experto sostiene que para volver a competir en el mercado internacional y recuperar los niveles de producción en decadencia aguda desde 2013 se debe potenciar la producción de hortalizas, frutas tropicales, maíz blanco y especias como el onoto y la pimienta negra.