Obcecarse defendiendo tus argumentos, aun sabiendo que la razón no está de tu parte, no es una actitud demasiado positiva. Por una vez, da tu brazo a torcer, pide perdón si es necesario, y deja tus ramalazos autoritarios en el armario.
Obcecarse defendiendo tus argumentos, aun sabiendo que la razón no está de tu parte, no es una actitud demasiado positiva. Por una vez, da tu brazo a torcer, pide perdón si es necesario, y deja tus ramalazos autoritarios en el armario.