Hasta la visita casa por casa de médicos cubanos a las comunidades enciende las alarmas, pese a que es una medida anunciada por el régimen de Nicolás Maduro como forma para detectar tempranamente casos de contagios del coronavirus. Pareciera que con la llegada del virus, toser se convirtió en un pecado y una visita médica en el aviso de un hipotético apocalipsis para los posibles afectados.