Cada época ha representado a la naturaleza de manera distinta. A veces se ha mostrado como ámbito ajeno a nuestras vicisitudes, como espejo que refleja nuestro ánimo, como refugio o como monstruo gigante que nos devora. En la literatura venezolana es posible entrever esas transformaciones y quizás encontremos allí más pistas para entender lo que somos.