
Carlos Cabello tuvo que enfrentar la angustia e incertidumbre mientras esperaba la prueba PCR que confirmaría si tenía COVID-19 o no. Murió sin contar con los insumos que necesitaba para sobrevivir al virus.
Jesús murió, lo mataron, pero resucitó, y hoy la escuela venezolana resucita en esas madres que luchan para que sus hijos sigan yendo a clases.