
Los estudios ponen de manifiesto que el acto de perdonar puede generar enormes beneficios para la salud, como reducir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, mejorar los niveles de colesterol y el sueño y disminuir el dolor.
“Los Estados deberían preocuparse por permitir a los prisioneros la oportunidad de cambiar verdaderamente sus vidas, en lugar de invertir dinero y recursos en reprimirlos”.