La especialista en derecho de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Jacqueline Richter analiza cómo el control obrero que se intentó imponer en las relaciones del trabajo sólo fue un ardid para construir una burocracia que entregara las empresas al poder militar en Venezuela.
Lo opuesto al diálogo no es el silencio, sino el desencuentro, la falta de comprensión que conlleva a la ausencia de la condición humana misma. Sin el diálogo no existe posibilidad de que cuaje sociedad alguna.