El presidente de Estados Unidos, visitará Europa la próxima semana para reforzar su cooperación con la OTAN y la Unión Europea, y promete intensificar la ayuda a Ucrania.
Una de las mayores preocupaciones del gigante asiático, que mantiene su “neutralidad”, es que se asocie la escalada en Ucrania con lo que considera una situación “completamente distinta” en Taiwán.
Muchos menores han salido del país sin familiares, por lo que corren el riesgo de que organizaciones criminales de tráfico de personas se aprovechen de la situación tan crítica.
Si bien no es un mercado crucial para Hollywood, Rusia representa significativos ingresos de taquilla. En 2021 recaudaron 601 millones de dólares, el 2,8% de las ventas de entradas en todo el mundo.
El éxodo de refugiados ucranianos es el mayor que se vive en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, superando incluso los que causaron todas las guerras en la antigua Yugoslavia durante la década de los años 90.
Los acuerdos Putin-Jinping sobre el Nuevo Orden Global, suscritos hace un mes, son el gran paraguas de las dictaduras del siglo XXI moldeadas hasta ayer. El “tour de force” en Ucrania es un bautizo de sangre, para dejar atrás al orden mundial que fenece.
Más allá de los factores internacionales internamente se camina hacia peor. No hay políticas definidas para revertir hacia lo positivo lo malo de más de veinte años de “socialismo del siglo XXI”.
De este modo entramos en el capítulo de la geopolítica y la guerra para desembocar en la jugada norteamericana de esta hora; aproximada, ojalá no, a dejar en vilo una sólida política de Estado en el caso de Venezuela.
En un informe destaca que el conflicto impactará el mercado global e infiere que esto encarecerá los alimentos, cuyos precios emprendieron la senda alcista desde el segundo semestre del 2020.
Las primeras detonaciones tuvieron lugar en la mañana de este viernes en Lutsk, en el este y en Ivano-Frankivsk, unos 250 kilómetros al sur. Es la primera vez que Rusia ataca dos ciudades ucranianas de manera simultánea.