Montilla aconseja que “quizás en la adolescencia” cuando el organismo alcanza una capacidad renal y hepática sí se pueden ingerir infusiones, pero siempre hay que considerar el estado de salud.
La hegemonía no sólo despotiza, o depreda, o corrompe y envilece, sino que también envenena. Lejos de tener la más mínima capacidad curativa o bienhechora, a pesar de la intensa y masiva propaganda al respecto, todo lo que toca lo envenena.