
Para los autoritarismos, el machismo pareciera ser el sentido del todo. Cuando escuchamos estupefactos a Chávez referirse a su entonces esposa, Marisabel, muchos no hallábamos dónde esconder la cara.
El expresidente de los Estados Unidos se ha convertido en un modelo para quienes le aplauden su desdén por víctimas, perdedores y débiles, una marca neo-reaccionaria de moda.