viernes, 29 marzo 2024
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Correo de Ayer

El ‘sí’ al tendido eléctrico hacia Brasil tras protestas indígenas en el sur de Bolívar

Indígenas de la Gran Sabana y Sierra Imataca, en el sur de Bolívar, comenzaron a protestar en julio de 1998 contra la obra del tendido eléctrico entre Venezuela y Brasil, pues señalaban que la construcción destruía “las principales fuentes de subsistencia de las comunidades, siembras y conucos”.  Después de reuniones con el gobierno regional y nacional -y el rechazo a la visita de Hugo Chávez el 17 de marzo del 2000- el 7 de abril de ese mismo año los representantes de las etnias del sur de Bolívar aprueban continuar la obra, tras un “pacto de caballeros” con el vicepresidente ejecutivo Isaías Rodríguez. Aunque no se conocieron los detalles del acuerdo, punto por punto, el reportaje publicado en nuestras páginas en esa fecha escrito por la periodista Leyda Campos, refleja que lo más importante era el respeto a los derechos de los pueblos indígenas consagrados en la Constitución de 1999 durante la ejecución de la obra. José Luis González, presidente de la Federación de Indígenas del estado Bolívar, informó en ese momento a Correo del Caroní que no habían firmado ningún acuerdo con el Ejecutivo Nacional. Solo se trataba de un “pacto”, en el que las propuestas de las capitanías indígenas fueron aceptadas y se acordó conformar una comisión que se encargaría de encontrar mecanismos para la demarcación y legalización de las tierras indígenas, compromiso aún pendiente. Desde ese momento, se planteó que no se permitiría otro desarrollo industrial sobre la zona donde se construyó el tendido eléctrico. 21 años después, la minería avanza en territorios indígenas del pueblo pemón y está pendiente evaluar las consecuencias de la obra en suelos tan frágiles y con intenso riesgo de erosión.