Osmar Mavárez señaló que el planeta busca enfriarse recurriendo a fenómenos extremos como tormentas, huracanes, lluvias e incluso terremotos.
Benítez alertó que la disminución de árboles urbanos contribuye al aumento de las temperaturas en las ciudades y eleva los riesgos de inundaciones y deslaves.
Andrade destacó que es fundamental considerar estos fenómenos climáticos en la planificación de sistemas hídricos, como el abastecimiento de acueductos, la generación de energía hidroeléctrica, así como en la prevención de incendios forestales.
Según la investigación, los combustibles fósiles representaron 36.800 millones de toneladas de un total de 40.900 millones de toneladas de CO2 que se calcula se emitirán este año.
Los científicos también están preocupados por el aumento de la temperatura en el Atlántico Norte, que ha sido muy elevada en junio y que ha sido 5 grados superior a la media de ese mes alrededor del Reino Unido.
Pereira recordó que hace 15 días, cuando se registraron las primeras precipitaciones, el sol estaba perpendicularmente sobre el país pero, como había nubes, su efecto no se sintió sino hasta que se despejó el cielo y trajo un clima seco.
Las regiones con mayor exposición a las altas temperaturas son centro occidente, llanos occidentales y centrales, centro norte costero, Anzoátegui, este de Sucre, Nueva Esparta y norte de Bolívar.
José Pereira, presidente del Inameh, afirma que el viento favorece a que las temperaturas desciendan aún más y así las personas sientan mayor frío.