China deja escapar o libera un virus letal que causa ingentes pérdidas de vidas, colapsa la actividad económica y comercial en casi todos los países, desestabiliza al sistema financiero mundial deteriorando sus capacidades de asistencia crediticia, mientras ella, el Gran Dragón, se asoma a la cima de la globalización.
La urgencia de la ayuda humanitaria que reclaman y su acopio es el punto de unión entre las víctimas alrededor de Guaidó y es ese el único foco capaz de sostener la concertación internacional, alejando los territorios propicios para la cobardía o la neutralidad.