Hay un grupete ominoso y atroz, pero existe una pandilla aborrecible y repugnante. Algunos siguen aterrajados, otros cambian de enchufe en ese enroque de los mismos en diferentes minpopos.
Su socialcomunismo es más profundo en la medida en que se adueñan de todas las riquezas de este país, del erario público, canonjías, privilegios, prebendas y prerrogativas de toda índole.
El patriota de los negocios ascendió al espacio sideral de las Grandes Ligas, gracias a la descomunal cantidad de dólares que le entregaba el socialcomunismo venezolano.
La dictadura la gozan los cogollos, mientras el proletariado está obligado a conformarse con todas las privaciones y precariedades, que traen consigo los regímenes con la marca de fábrica del marxismo.
Pretendieron eliminar la noción de “individuo” que nos legó el renacimiento, pues el pueblo renunció a su libertad, para entregarse a una servidumbre voluntaria con tintes colectivistas.
Los cadáveres flotaron para que el mundo los viera, y se convirtieron en testimonio de cómo mueren los venezolanos en estos tiempos de socialcomunismo.
Las ciencias sociales tienen el reto de estudiar esta nueva dimensión de la pobreza en Venezuela, definirla y clasificarla de manera puntual, porque vamos palo abajo.