
Realizaron una jornada de brazos caídos durante 7 días reclamando respeto para sus derechos laborales tras lo cual aseguran recibieron amenazas de directivos de la empresa de desactivarlos si siguen protestando.
Desde 2018 Yépez es el rostro visible de un malestar mayor para los empleados: la ausencia de condiciones de trabajo dignas y contrato colectivo. El rechazo a estos acuerdos le ha traído acusaciones de instigación al odio, imposibilidad de disfrutar del transporte de la empresa e incluso la persecución y el hostigamiento por parte de funcionarios de seguridad del Dirección de General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).