La diferencia a esta fecha es que la situación se ha profundizado a niveles de sequía (en Ciudad Guayana ya es notorio), que palían los vecinos con los pozos que han proliferado, y lo otro es que las autoridades ahora brillan por su indiferencia y falta de pudor.
Las luchas por la universidad venezolana que ahora se mueven subterráneamente, como también de ONG en la opinión pública, no puede minimizarse. Que no se desestime la fuerza del extramuros que agazapa la acción de defensa ante el cerco totalitario.