
Es un problema periodístico tener que entrevistar en tiempos en que este país está en una guerra. En un mundo ideal, se podrían hacer reportajes a fondo sobre cada uno de los políticos, opositores o no, y descubrir sus historias. Pero por ahora, toca vivir con los vacíos y esperar que esto pase.
La pregunta es si Alberto Fernández tendrá permitido el pleno uso de los poderes que entraña el cargo, o será un títere de Cristina Kirchner, y de su hijo Máximo, ambos procesados por corrupción y libres por sus fueros.