
Las regulaciones impuestas por los fundamentalistas son “tan amplias que los periodistas se están censurando y temen acabar en la cárcel”, añadió HRW.
En Latinoamérica han entrado en la lista negra de Reporteros los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y de Nicaragua, Daniel Ortega, que se suman al de Venezuela, que ya estaba desde su llegada al poder en 2013.
En un contexto de cuarentena, aumentaron las restricciones a la prensa y las redes sociales se convirtieron en espacios peligrosos para publicar información, críticas u opiniones acerca de la gestión de la pandemia por COVID-19 en el país.
La internet es el espacio de trabajo más peligroso para las periodistas. 73% de mujeres periodistas consultadas manifestó sentirse amenazadas especialmente en el terreno virtual, más que en las redacciones.
Lo están haciendo por esos periodistas que han muerto asesinados, por los que están presos y secuestrados, pero por sobre todas las cosas, las campanas están doblando por la democracia, por la libertad de expresión, sin la que, como es sabido, aquella no existe.