Desde nuestros orígenes como civilización, esa Mnemósine o relación con las musas tomaba su nombre de un río del Hades, “agua del que fluye fresca”, opuesto a otro llamado Lete o el río del olvido, cuyas corrientes bañan al inframundo donde las almas de los muertos beben para perder “todos los recuerdos del mundo de los vivos”.