Convertimos en adjetivo el nombre de nuestro Libertador, para colocarlo entre “República” y “Venezuela” y lo que mejor representa a nuestro país es un rancho. Un rancho en mentalidad, un rancho en educación, un rancho en economía, un rancho en salud, un rancho en cultura, un rancho en seguridad.
Los ranchos alrededor de Caracas, más que un problema urbanístico y ambiental, ha sido, es y seguirá siendo, un enorme problema político. Aún en los años setenta, cuando los índices de bienestar eran superiores a los de cualquier otro país de la América Latina, era difícil creer tales cifras, de cara a las cotidianas imágenes de miseria.