En medio de la guerra se han incendiado al menos 23 casas, 48 escuelas y cinco centros médicos. Ocho mercados han cerrado sus puertas y el mayor depósito de carburante del país, la terminal de Varreux, está paralizado.
Según los últimos datos de la ONU, cerca de 16.500 personas continúan fuera de sus hogares. Han huido y se han refugiado en escuelas, casas de parientes o han pasado a vivir en la calle.
Está previsto que el funeral se celebre este viernes, en la residencia de la familia de Moise, a las afueras de Cap-Haitien. Pero sus más acérrimos seguidores no quieren que se le dé sepultura hasta que no estén muertos sus asesinos. | 15 minutos
El primer ministro Joseph, quien asumirá las riendas de Haití de forma interina por el momento, condenó el acto contra Moïse y lo calificó de “odioso, inhumano y bárbaro”.