
Es necesaria la manifestación para el progreso de toda Venezuela y para rescatar y reconstruir a la Guayana industrial destrozada por la “revolución”.
La paralización laboral por la cuarentena en Ciudad Guayana convirtió a las entregas a domicilio en una alternativa de trabajo para los ciclistas aunque expuestos a la delincuencia y accidentes viales.
Los trabajadores ganando un salario menor a 30 dólares mensuales deben costear medicamentos, estudios y consultas médicas con sus propios recursos o terminar rogando atención médica en los hospitales del municipio.
En las industrias de Guayana, aunque se les dota de tapabocas, jabón o antibacterial, la dotación al personal de contingencia es incompleta. Al menos dos trabajadores de Venalum murieron recientemente por afecciones respiratorias que, presumen, fueron por COVID-19.
Trabajadores recriminan a la estatal de aluminio que contrate empresas tercerizadas para realizar labores que corresponden al personal fijo.
El personal inhabilitado presenta dificultades para acceder a la planta y de esta manera regularizar su estatus. Dirigentes reclaman que entrega de proteínas solo beneficie al grupo que labora en el plan de contingencia.
El organismo del sistema interamericano de DD HH recuerda que es primordial garantizar las libertades en este complejo escenario.