“El Contralmirante Wolfgang Larrazábal se separó voluntariamente de su elevado cargo. Por primera vez en nuestra historia, él, cabeza de un movimiento victorioso, entró a competir, sin ventajas ni privilegios, en una justa electoral en la que el árbitro iba a ser directamente el pueblo de Venezuela”.
Muchos venezolanos no celebraron aquel fin de año del 57, porque la expectativa y el estado de alerta deben haber sido mayúsculos, entre un importante número de los 8 millones de almas que poblaban este territorio.
Los marchistas exigieron la publicación del cronograma para las elecciones presidenciales 2024.
La conmemoración del 23 de enero es una nueva invitación de la historia para que asumamos con responsabilidad las obligaciones que impone la lucha por la liberación nacional. Es tiempo de dejar de lado las ambiciones personales y de grupo, legítimas o no.
Fue realmente trascendente para toda la nación el proyecto industrial de Guayana a partir de la creación de la CVG. Aprovechar las ventajas comparativas y crear la base de una industria nacional en todo el país.
Vale la pena arriesgarlo todo para alcanzar una Venezuela de la que podamos sentirnos orgullos gracias a todos. Viejos y jóvenes, ricos y pobres, hombres y mujeres convencidos de que nadie hará por nosotros lo que debemos hacer por nosotros mismos.