La Alta Comisionada, siguiéndose por las reglas de la normalidad, espera que el represor criminal “adopte las medidas necesarias”, enmendándose y corrigiendo sus desviaciones, más propias de enfermos mentales extraños a toda idea de misericordia.
Rufo Chacón, de 16 años, perdió los dos ojos por las heridas de perdigón que le infringió un politáchira durante una protesta por gas.