
Investigaciones elaboradas por la Fundación Azul Ambientalistas determinaron que los peces del lago marabino, ingeridos por los habitantes de la ciudad, tienen microplástico en sus organismos, lo cual representa una amenaza para la salud.
Si las obras literarias fueran peces, tendríamos solo dos formas de estudiarlas: fuera del agua, sin vida, inmóviles; o en su propio medio, nadando a sus anchas en el amplio océano de los lectores.