Desde 2019 a esta parte, el ilegítimo Tribunal Supremo de Justicia -que fue nombrado entre gallos, medianoche y en fraude constitucional- se ha esmerado en secuestrarles a las militancias el derecho a elegir sus autoridades, al llenar plazas, a su solo saber y querer, con tránsfugas.
Las organizaciones políticas tildaron el nombramiento de unilateral y arbitrario. Enfatizaron que “no ayuda en nada al objetivo nacional planteado”.