Siete madres venezolanas relatan las limitaciones económicas que les impidieron cubrir exámenes necesarios para diagnosticar riesgo de preeclampsia, infecciones en vías urinarias y proliferación de bacterias en el aparato genital. La detección temprana de estas afecciones disminuye el riesgo de complicaciones durante y después del parto y, con ello, la mortalidad materna.
Deliannis Arias una joven parturienta de San Félix, recorrió 23 kilómetros y tres hospitales para ser atendida en el sexto mes de pandemia por la COVID-19 en el país. La obligaron a parir aunque no podía hacerlo, porque no había suturas para su cesárea programada. Su historia es una de las de decenas de mujeres que enfrentan el desafío de dar a luz en un momento de colapso del sistema sanitario, escasez de insumos y personal que, en suma, las expone al contagio y al maltrato.