La mayoría de los pobladores del kilómetro 70 deben movilizarse al menos tres veces a la semana para trabajar en la ciudad. El nuevo precio del pasaje amenaza con sitiarlos en la zona.
Trabajadores de la empresa privada temen que de continuar la paralización no puedan volver a sus puestos de trabajo. Las pocas garantías económicas y políticas no permiten que directivos reinviertan en la planta.