Los 19 muertos y 127 heridos son el único hecho cierto de los sucesos ocurridos en las cercanías del Palacio de Miraflores el 11 de abril de 2002. También fue el inicio de una escalada de persecución y hostigamiento, en medio de la fuerte polarización.
En estos 21 años de dictadura los cambios y saltos de talanquera de Claudio han sido notorios y frecuentes. Por eso con su cara de póker bien lavada, ha tenido presencia en la convulsa y tragicómica política venezolana.
La aparición de Guaidó a través de las redes, en compañía de un Leopoldo a quien se le nota muy tenso, con ojos desbordados -no es para menos- y junto a un grupo de oficiales y soldados de la Fuerza Armada, marca, como lo creo, un antes y un después en el decurso del esfuerzo emprendido para la transición de Venezuela hacia la democracia. Guaidó le asesta un golpe noble al usurpador y a su régimen, en la espina dorsal.