El soberano también anunció en su primer discurso la designación de su hijo Guillermo y su esposa Catalina como nuevos príncipes de Gales.
Según el plan, el funeral de Estado no se prevé hasta el décimo día tras la muerte, en la abadía de Westminster, y establece que el féretro volverá en el día 2 al Palacio de Buckingham.
La reina, con un vestido azul celeste, pamela a juego y bastón en mano, salió junto a su primo, el duque de Kent, para saludar a los regimientos que desfilaron frente al balcón.