Es la hora de lo antiguo: aprender de lo que brilla en el cambio: eso minúsculo que no caduca, eso que otorga sentido y realidad al tiempo y al espacio que nos ha tocado habitar y donde convivir y trascender con el prójimo y el lejano.
La frivolidad cuenta con sus canales de expresión y manifestación, y los más importantes tienen en la lengua su vehículo esencial. Es por eso que algunas palabras se ponen de moda y es menester insertarlas -a la fuerza- en toda frase que salga del aparato fonador.
Las palabras, aunque incorpóreas, también pueden herir, matar, sanar, dar alimento y ánimo. Ellas poseen un poder mágico que nos permite lograr lo que parece irreal e imposible.
Guanteños señalaron en que “es lamentable” que el centro asistencial no haya sido culminado, pues consideran que sería una gran ayuda sobre todo para quienes residen en la jurisdicción portuaria.
La arquitectura y disposición organizativa de las palabras en el espacio de la página no debería ser óbice para que el enunciado empalabrador y empalabrante diga aquello que está obligado o destinado a decir.