
Sobre el 23 de enero de 1958 y la predicada unidad de los políticos se vierten cántaros de agua llegado cada aniversario. Ocultan la otra historia, la de su “alma”, que es delta de circunstancias, obra del coraje cural, un deslave de la naturaleza.
Henrique Salas Römer entrega a las generaciones del presente y el porvenir, de modo especial a las venezolanas, su legado de observaciones y experiencias.