El Observatorio Venezolano de Finanzas advierte que la situación económica de Venezuela sigue siendo incierta y que los salarios podrían verse afectados por nuevos shocks externos o internos.
Actualmente los comercios están obligados a fijar los precios de los productos a la tasa oficial del dólar, lo que está provocando que la mayoría intente obtener divisas y no bolívares para tratar de protegerse.
En un país convulsionado por la crisis política y con una situación económica difícil, el regreso a clases de niños y jóvenes se ha convertido en un “talón de Aquiles” para sus padres.
Los que reflejaron mayores aumentos de precios fueron las comunicaciones, con 6,4%, asociado a los incrementos en la telefonía celular, con 8%, y local, con 14,4%. Los servicios subieron 4%, determinados costos del aseo urbano, con 4%, y los alquileres aumentaron 4,3%.
Este año Venezuela podría cerrar con una inflación de 89,4%, según estimaciones de FocusEconomics, pese a ser mucho menor que la de 2023, la nación sigue entre los países con inflaciones más altas, solo superado por Argentina, que podría cerrar 2024 con una inflación de 236%.
Venezuela salió en diciembre de 2021 de una hiperinflación en la que entró en 2017 y que por cuatro años redujo el valor del bolívar, la moneda oficial.
El observatorio proyecta que la economía venezolana tuvo un crecimiento de 3,6% entre abril y junio, un resultado por encima del 2% del trimestre anterior.
Esta leve disminución está asociada a la incertidumbre por la elección presidencial del 28 de julio y sus implicaciones en términos de sanciones, argumentó el Observatorio Venezolano de Finanzas.
El tipo de cambio oficial se mantiene prácticamente inamovible con descensos interdiarios mínimos a pesar del incremento de la liquidez en bolívares.
“Este impuesto va a tener un efecto porque castiga la nómina de los sectores formales, del sector privado (…), y va a disuadir la contratación de nuevos trabajadores”, advierte Guerra.