Así que más allá de lo que opinamos más adelante sobre dicha CPI, nos tememos que por muy justa que nos parezca, no se podrá ejecutar la hipotética orden de captura de un juez argentino en situaciones como la comentada.
A lo largo del libro el autor documenta, con rigorismo histórico, episodios relevantes de nuestro pasado, pero además incorpora observaciones certeras sobre asuntos contemporáneos como lo son la inteligencia artificial y la membresía de la mal llamada revolución bolivariana en las bandas internacionales del crimen organizado.
¿Salir de una narcotiranía a costa de unos kilómetros de territorio? La relación costo-beneficio no deja de ser tentadora.
Salvo que demuestren lo contrario, tras el “capricho” con la vacuna cubana se agazapa un monumental guiso. Otro más, porque para la pandilla que ha saqueado y sigue saqueando Venezuela, ni la imaginación más enfebrecida es el límite. | Foto William Urdaneta
Tendría que vivir miles de años para reponer su maltratada honrilla, pero nunca viene mal que comience cuanto antes. | Foto cortesía
El estado Apure es tan solo muestrario de los jirones de nuestra soberanía, repartidos a dentelladas entre las FARC, el ELN, el fundamentalismo musulmán, nuevos amos territoriales de lo que, alguna vez, fue Venezuela.
El fraude, aunque sea de un solo voto, en EE UU, basta y sobra para recibir severas penas de prisión. Por el contrario, para que el fraude produzca efectos electorales ha de ser masivo, esto es, que el número de sufragios infestados sea más mayor a la ventaja obtenida por el bando que ha ganado con trampas.
López acató la orden de aprehensión en su contra consciente de la arbitrariedad para dar ejemplo de respeto a la ley, de valor personal, de auctoritas. Sólo que a sus secuestradores les importa un rábano lo legal, lo cívico, lo moral, lo decente ni lo indecente.
¡Quién lo iba a decir! Tan obsecuente, el TSJ y dos de sus sentencias desarticulan la defensa judicial de uno de los más conspicuos personeros de la narcotiranía que asola Venezuela.
Una banda de narcocriminales no se da de baja con diálogos, conciliaciones ni por votaciones. Hay que echarlos a puntapié limpio. Los voluntarios tomen su lugar, en orden que ya el suscrito se anotó con el número uno de la larga fila.