Lo sucedido en poco más de dos décadas tiene que servir de ejemplo para países que, como Colombia, pudieran repetir la experiencia en circunstancias peores por su propia realidad y los factores influyentes que la condicionan negativamente.
El mundo nos observa con asombro y, en esta parte del planeta se añade la preocupación por las dificultades derivadas de la multitudinaria presencia de venezolanos en sus territorios. Sin embargo, al narcorégimen pareciera importarle poco o nada.