Te pido ¡Oh altísimo! No permitas más nunca las desapariciones forzadas e ilegales en este país ni que nunca más exista un centro de tortura.
En el acta que recoge tan significativo testimonio -nuestra partida de nacimiento- se deja constancia de los valores que la presiden: la libertad civil, la seguridad individual, la dulce fraternidad, el sentimiento de nuestra propia fortuna, el vivo deseo de perpetuar nuestra felicidad.