Los demócratas de Latinoamérica, del Caribe y hasta España y Portugal han dado fe de que la eficaz intervención de Carlos Andrés Pérez fue determinante en los momentos más críticos de sus luchas. Este hombre tan defectuoso murió viendo cómo en su país sus ideales son pisoteados a diario y su legado es despreciado hasta por quienes se beneficiaron de su obra.