
Trabajadores que llevan cerca de 4 años y 10 meses desactivados. Catalogados como “no requeridos”, hacen un llamado a las autoridades de la CVG exigiéndole una vez más que los reintegren a sus labores para poder recibir el salario completo y mantener a sus familias.
“Por una parte te hace sentir seguridad en la calle, pero por otra no sé si están para generar miedo, por lo que se avecina el 10 de enero”, expresó un mototaxista.
El imperio de la disolución y de la arbitrariedad, en un marco de ausencia de contenciones que ya dura 25 años hasta el pasado 28 de julio, ha dejado como herencia lo señalado, obra de desviaciones intelectuales acerca de la libertad y de la emancipación social y al corromperse a las instituciones de mediación.
No basta con hacer alarde que “todas las opciones que están sobre la mesa”, para después no ejecutar ninguna que sea de veras contundente. Una eventual abstención del señor Trump, en tal sentido arriesgaría la vida no solo de los ciudadanos de EE UU, sino la de todos los habitantes decentes desde Alaska hasta la Patagonia.
El gobierno hizo la convocatoria bajo el argumento de “defender la paz” de las supuestas pretensiones de la oposición de instalar focos de violencia. Este mismo día ciudadanos que rechazan los resultados electorales del 28 de julio se concentraron hacia el este de Caracas para respaldar a María Corina Machado.
La cuestión es que, esta vez, el fenómeno telúrico que envuelve a la casi totalidad de los venezolanos, los de afuera, los de adentro, los de las ciudades, los de los pueblos más remotos y abandonados de ese cuero seco que es nuestra geografía, ahora sí, es el protagónico.
Guapos cuanto están apoyados, pero gallinetas de vuelo rasante en el lance hombre a hombre.
“Para llegar a Miraflores hay que hacer la tarea de organizar el padrón electoral, con el cual defender los votos que reciba González Urrutia”.
La conversación duró cerca de 45 minutos y terminó con la despedida de Maduro a Lavrov en la puerta del palacio, con un apretón de manos frente a la prensa y sin declaraciones de ningún funcionario.
De la procesión en Lima, el 14 de enero, se percibe el uso con solemnidad y cariño de los símbolos de una Venezuela que puede mostrar su orgullo por encima del drama de la emergencia humanitaria, razones de la diáspora en tierra inca.