Burelli afirma que en Venezuela se expande la minería semimecanizada que utiliza mercurio “y es la propia Fuerza Armada la que impulsa el uso del mercurio”.
El ejercicio de la minería y el uso indiscriminado del mercurio obligó a los indígenas de San Francisco de Paruruwaka a darle la espalda al río Cuyuní y, por ende, abandonar sus costumbres y su fuente de alimentación.
Desde la creación oficial del Arco Minero del Orinoco, en 2016, las organizaciones sociales y los activistas del ambiente denunciaron los daños a los ecosistemas que dejaría el uso del mercurio en las prácticas extractivas.
“¿Cómo llegan esos mineros a la cima de un tepuy? ¿Cómo llega la gasolina, las máquinas y las mangueras? ¿Quién permite que la guerrilla colombiana se adueñe de un parque nacional en territorio venezolano?”, cuestionó Cristina Burelli.
Luis Betancourt, coordinador del Grupo de Investigaciones sobre la Amazonía, afirma que un miligramo de mercurio puede afectar una superficie fluvial de aproximadamente 20 mil hectáreas, comprometiendo todo el ecosistema.
Las comunidades indígenas denuncian que la creciente minería ilegal en el Parque Nacional Yapacana contamina el río Orinoco con mercurio, acabando con la vida de los peces y envenenando el agua que consumen.
Entre los materiales incautados por las autoridades destacan casi tres kilos de mercurio líquido, un radio transmisor portátil, una embarcación, un motor fuera de borda y 292 mil pesos colombianos.