
Este mismo viernes, horas antes de la decisión del tribunal, se anunciaba que Memorial recibiría el Premio Nobel de la Paz en conjunto con el activista bielorruso Ales Beliatski y el Centro por las Libertades Civiles, una ONG ucraniana.
Putin, fiel a sí mismo, como ruso ultranacionalista, y hombre de la KGB, quien nunca disimuló su disgusto por la disolución de la URSS, retomó la política más ortodoxa, la de que nadie sepa nada, ni pueda discutir nada ni pueda preguntar nada.