Hay todo tipo de escritores, pero en particular abundan dos: los que paren y los que empollan. Cada uno se distingue por su forma de enfrentar a la página en blanco y en cada práctica de escritura se esconden rituales y manías que forman parte de los entretelones de la creación. | Foto cortesía
El clásico de Gustave Flaubert presenta una permanente defensa a la libertad como único camino hacia la felicidad. Dando paso al realismo literario, sus personajes son movidos por la ambición y el placer.