Tras culminada la misa exequial, los sacerdotes cargaron sobre sus hombros la urna de monseñor Lückert, y luego de darle una breve procesión dentro del templo, procedieron a sepultarlo.
“Su dedicación a la Iglesia y su espíritu generoso marcaron una huella imborrable en todos los que le conocieron; su legado permanecerá en las causas que defendió con valentía: los pobres, la democracia y la fe. Oremos por su eterno descanso y por la fortaleza de sus familiares”, publico la CEV.